Un perro

Cuando mi mamá me castigó injustamente a mis 6 años de edad, encontré a un amigo que me dio consuelo. Pero no había ahí un perro.

Cuando un profesor me reprobó encontré a un amigo que me dio consejos y me ayudó a estudiar. Pero no había ahí un perro.

Cuando mi primera novia me dejó, encontré a un amigo que me dijo que vendrían cosas mejores. Pero no había ahí un perro.

El día que mi padre murió, encontré a un amigo que me ayudó a resignarme y a aceptar la realidad con valentía. Pero no había ahí un perro.

La noche lluviosa que en plena carretera se me ponchó una llanta del coche, encontré un amigo que fue en mi auxilio. Pero no había ahí un perro.

El día de mi boda, encontré a un amigo que me ayudo a tomar esta decisión y a festejar ese día. Pero no había ahí un perro.

Cuando nació mi primer hijo, encontré un amigo que compartió mi alegría. Pero no había ahí un perro.

De todo esto puedo concluir lo siguiente:

El perro NO ES el mejor amigo del hombre.